De la realidad al libro.

Maia se encontraba en el colegio, charlando amistosamente con sus amigas. Entre todas ellas, había una que leía. Era lectora, y para ella no había nada mas apasionante que leer un libro. A Maia le parecía bien, cada uno tiene algo que ama.

Así como ella amaba enviar mensajes por Whatsapp.

Su amiga le dirigió una mirada. -Deberías leer, creeme, te va a gustar. Es como tener una t.v en tu cabeza.

La chica hizo una mueca y luego soltó una risa. -Esas cosas no son para mi. Prefiero ver la película. Hace todo mas fácil.

-La película no siempre muestra todo lo que tiene el libro. Lo único que hace es tomar las mejores partes y simplemente pasarlas a pantalla grande. Y muchas veces, las cosas no son como las imaginas o como te lo dijo el libro.

Siguió escuchando a su amiga, como explicaba detalladamente. Sin importancia, asentía.

Los libros nunca serán para ella.

-Hagamos una apuesta. -Maia dirigió sus ojos cafés hacia su amiga, interesada. - Si tu logras sobrevivir en varios libros siendo la protagonista, y no te interesan para nada como siguen. Admitiré que tu tienes razón. Pero, si al finalizarlos, quieres leerlos. Abre ganado yo. ¿Te parece? -su amiga tenía una sonrisa extraña, de esas que no deberías confiar. Pero Maia confiaba en si misma. Estrecho su mano, cerrando así la apuesta.