Bésame sin sentir
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Complete, First published Apr 04, 2020
No quería enamorarme nuevamente, ni sentir como me rompían el corazón por segunda vez, tan solo iba a mentir que quería a alguien lo suficiente para mentir un beso.

Cuando juegas con fuego siempre terminas quemándote por más que piensas que esa persona no te puede quemar, pero la verdad es que las personas que son hielo son las que más queman. Todo empezó por una mentira, nos necesitábamos en nuestra vida y siempre hubo reglas en nuestro acuerdo, pero sabíamos que el primer el beso, la primera caricia nos haría sentir de maravilla porque los dos estábamos lo suficientemente rotos para complementarnos. 

Teníamos que hacerlo sentir, teníamos que recordarnos que no podíamos estar juntos porque nos haríamos daño mutuamente y uno en donde podríamos salir hecho trizas, pero nadie nos dijo que los pedazos rotos también se pueden unir transformando el dolor en felicidad, pero siempre recordando que sin sentir es mejor.
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56 parts Complete

Estaba mirándome fijamente, pendiente de mis movimientos. Parecía que estaba anclada al piso y a pesar de que mi cerebro me gritaba y sonaba las alarmas de que estaba en peligro, ganó la parte ilógica, la que detestaba las leyes convirtiéndolas en simples palabras vanas y sin significado. Para mí, nada tenía sentido, así que sería hipócrita pensar en ser racional ahora cuando jamás lo había sido. Me acerqué lentamente, las hojas secas crujían bajo mis botas llenas de lodo. El sabía que yo estaba aquí, sabía que jamás me alejaría, que no podía apartarme de su lado por más peligroso que fuera. Mi curiosidad había ganado ante todo y escuche sus pensamientos. Sentí lo que él sentía. Miedo. Estábamos bajo cero y el no tenía camisa, sus pantalones estaban desgarrados y estaba descalzo. Puse mi mano en su hombro fuerte y se me pusieron los vellos de punta. Su piel siempre había sido fría pero ahora parecía más profundo que eso. No se movió, se quedo de rodillas en el suelo mirando a la nada, teniendo miedo de mi. ¿Cómo pude haber sido tan tonta y pensar que el podía lastimarme? Él siempre estaba ahí, pero no para hacerme daño, si no para salvarme, de mi misma. Me arrodillé delante de él y puse ambas manos sobre sus frías mejillas intentando calentarlo. Pero no sólo su piel, si no su corazón, su alma, si es que poseía una. Y lo bese.