Desde pequeños te inculcan lo bueno que debes ser, pero ¿qué es ser realmente buena persona? Comportarse bien, ayudar a los demás, no decir nunca «no»... Algunas de las cosas que nos han enseñado atentan contra nosotros mismos. Ser muy bueno, a veces provoca que nos expongamos a los demás, siendo vulnerables y convirtiéndonos en una diana a la que van a parar todas las flechas que nos lanzan.
A medida que crecemos y adquirimos responsabilidades, en ocasiones nos sentimos culpables. Alguien a quien le decimos «no» se enfada, si decimos la verdad a veces tenemos más problemas que si mentimos, mantenemos las apariencias para que nadie nos juzgue...
¡Basta! Una cosa es ser buena persona y otra, muy diferente, es ser tontos y ofrecernos como marionetas a los demás. No debes permitir que los demás te utilicen a su antojo, no debes permitir que te hagan sentir mal.
¿Por qué si no puedo quedar con esa persona esta se enfada? ¿Por qué si he sido sincero me tratan y me miran tan mal? Las personas piden sinceridad cuando prefieren escuchar mentiras, ¿no es esto hipocresía?
«La hipocresía es el colmo de todas las maldades»
-Molière-
Llegado el momento, aprendes a saber poner a las personas en su lugar. No siempre hay que poner la otra mejilla y comprendes que cuando lo haces así no eres una mala persona. Ser egoísta, en ocasiones, es más que positivo. No tienes por qué estar a merced de los demás, pues los demás no están a tu merced. Sé libre para decir «no», sé libre para no permitir que nadie te haga sentir que eres una mala persona
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.