SADAEL

San Francis era un pequeño y olvidado pueblo escondido entre los bosques de Stowe, en el condado de Lamoille, Vermont. A simple vista, parecía un lugar tranquilo, como salido de una postal antigua. Pero bastaba con pasar un par de noches allí para darse cuenta de que algo no encajaba. Las calles, siempre silenciosas al caer el sol. Las casas, muchas de ellas vacías, como si hubieran sido abandonadas de un día para otro. Y los rostros de los pocos habitantes, marcados por una tensión silenciosa, como si todos compartieran un mismo secreto.

San Francis tenía reglas. No leyes comunes, sino normas no escritas que todos conocían y acataban sin cuestionar. La más temida -y quizá la causa de tantas desapariciones- era conocida como "la regla del 3".

No salir de noche.
Era lo primero que te decían al llegar, y lo último que escuchabas antes de que cayera el sol. Nadie sabía con certeza qué ocurría si rompías esa regla... porque quienes lo hacían, simplemente no volvían.

Y así, el misterio de San Francis crecía con cada casa vacía, con cada turista que llegaba atraído por los rumores, y con cada historia que se susurraba al borde de una fogata, antes de que la noche reclamara el silencio.

"Bienvenido a San Francis, el pueblo que duerme de noche."

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