Nacida del odio y el rencor, Lucy fue abandonada en San Mungo y llevada a un orfanato mágico llamado Saint Christopher, en el que presenció horribles castigos. De todo lo malo hay algo bueno, y eso fue el descubrimiento en Lucy de su pasión por el arte. A los seis años fue adoptada por la Zarina de Rusia, convirtiéndose en duquesa del país y a los nueve adquirió la crioquinesis, una habilidad especial con la que es capaz de controlar el hielo, la nieve y las bajas temperaturas. Años después investigaría para descubrir a su familia biológica y aquello cambiaría toda su vida para siempre.