No tuvieron más remedio que caminar por encima de los cuerpos, sintiendo cómo sus pies se hundían con cada pisada. No querían mirar abajo, pero era necesario si no querían caerse, por lo que observar los rostros de aquellos hombres y mujeres, muchos con los ojos abiertos y la mirada perdida, era desde luego una imagen impactante y que no olvidarían jamás. Jimin acarició el brazo de su compañero, recorriéndolo hasta alcanzar su mano y así entrelazar sus dedos - No sienten dolor. Ellos ya no sienten nada. 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎: Si tienes pánico a los roedores, en especial a las ratas, no te recomiendo leer esta historia. ⭑Escrito en 17/05/2020⭑ ☛ Historia 100% mía. No copiar, por favor ☚