La primera vez que la vi, no comprendí lo que estaba haciendo. [ ...] Sus mejillas estaban rojas, su mirada, perdida en el techo y las piernas contraídas mientras su mano se movía circularmente dentro de su pantalón. Cualquiera con algo de pudor hubiera cerrado lentamente la puerta y la habría dejado quererse y disfrutar de si misma; pero yo no lo hice. Contrariando cualquier reacción plausible a mi carácter, me quedé allí plantado contemplándola, escuchando jadear entrecortada, escondida de todos y de nadie. Tardó pocos segundos en notar mi presencia. Cuando levantó la vista y me vio allí parado, detuvo bruscamente sus alabanzas y miró a todos sin saber dónde meterse. Hizo intención de hablar y yo me sentí furioso y enfadado por haberla interrumpido. Así que las palabras nacieron solas. - No pares. - Susurré cautivo perdido la excitación de sus ojos color chocolate. Se relamió los labios dejando que me acercara muy lentamente. Lo siguiente que recuerdo fue su mirada fundiéndose en la mía viéndola venir. [...] La primera vez que la vi no comprendí que estaba haciendo. La segunda vez que la vi me pilló desprevenido. La tercera vez que la vi la espera con ansias. La cuarta vez la vi desde no haberla conocido. Las demás, no debí dejarlas pasar.
20 parts