La locura es fuente de inspiración y creación que exalta el potencial artístico del ser humano, pero también existen locuras destructivas y aterradoras que se lucra para sacar a la luz lo depravado y abominable de nuestra verdadera naturaleza. El arte puede curar la locura, pero puede exacerbarla. Cuando los artistas se afanan demasiado en su trabajo, su arte en sí se vuelve el veneno para ellos.