Se sentó a un lado de Newt, y le tomó el rostro con ambas manos, obligándolo a que lo mirara a los ojos.
- No, escúchame, garlopo – el enojo explotó dentro de él como una bomba-. No voy a dejar que mueras. No mientras yo esté aquí.
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Se sentó a un lado de Newt, y le tomó el rostro con ambas manos, obligándolo a que lo mirara a los ojos.
- No, escúchame, garlopo – el enojo explotó dentro de él como una bomba-. No voy a dejar que mueras. No mientras yo esté aquí.