Creyente fiel de que las epifanías venían del valle de los estados de ataraxia. La minoría de sus intenciones daban la impresión de poseer una ligera inclinación por atraer al sexo opuesto, como cuándo dió un ligero brinco sin despegarse del suelo al darse cuenta de su primer vena exaltada producto de pasados días intermitentes de intenso ejercicio, cuando era jóven. Guor, acompañado siempre de aquél otro hombre alto cuyos pasos parecieran despertar el ánima de las piedras a su alrededor, era un hombre exitoso en lo que se dedicaba; presentar noticias matutinas por televisión en la ciudad de Wirnol. Apreciaba un momento particular de su rutina diaria; aquél donde hacía un recuento en la noche de lo que había hecho en todo el día mientras a cada tanto volteaba a ver la Remington 870 reposada en lo alto de lo que pareciera ser un montón de ropa extrañamente de distintas tallas. Se le podía notar la tranquilidad y profesionalidad con que mostraba las noticias independientemente del nivel de atrocidad con las que venían. Mirna, muchacha igual de profesional, cuya determinación es comparable con la misma que tenían los dedos de su abuela al tejer, tiene algo que ver con Guor. Sin embargo, la historia que contaron esos dedos algún día, no es comparable con la que está por vivir con Guor. Los pensamientos de accionar la Remington empezaron a hacerse espacio en los libros de lógica cuando un inusitado día le tocó dar la noticia del hombre que menos esperaba, la noticia que protagonizaría él mismo. **Obra en proceso**