Mis ojos vieron la masacre, la sangre, las cortinas desgarradas y manchadas de rojo carmín, las puertas destruidas, las ventanas destrozadas y por último, mis ojos cayeron sobre él.
Parado frente a su casa, como si estuviera admirando dichosamente lo que había sucedido, todo lo destrozado y manchado que estaba todo... Todo lo que él había hecho...
En su mano derecha sostenía un bate, cuando observé mejor, el bate estaba cubierto de sangre, de su sangre ya que su mano, la mano con la que lo sostenía estaba bañando en su sangre, se había cortado quien sabe con que mierda. Y para cuando observe mejor la imagen, el bate hasta tenia una rajadura, estaba partido a la mitad, nunca había visto un bate de beisbol romperse, claramente eso no era lo que llamaba mas mi atención.
-¿Kai... que ha sucedido?
Mi voz temblaba y él enseguida lo noto, aun así permaneció en la misma postura que cuando lo encontré.
No pensé en mover ni un solo músculo, y aunque quisiera, no podía, tenia tanto miedo que estaba paralizada, estaba cagada en los problemas en los que yo misma me había metido. Tenia pánico por descubrir que había lo que realmente sabia sucedido y porque él tenia un bate lleno de sangre en sus manos.
-¿Kai?
El por fin se dio media vuelta y dirigió su mirada hacia mi. Tenia una expresión de... nada, como si no sintiera nada, como si no tuviera nada, como si ya no quisiera nada, como si no tuviera alma. Su camiseta estaba manchada en sangre y algo me decía que no era suya, sus zapatos estaban llenos de barro por la lluvia que en este momento ya había cesado.
-Kai... ¿que hiciste?
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