el único color que le encajaba de ese modo, que la arropaba con las fauces del diablo, el único capaz de que yo quisiera abalanzarme sobre ella así y que del mismo modo la mirada de todo el mundo con algún apice sexual hiciera lo mismo. necesitaba conocerla, y necesitaba que me explicara como un único color era capaz de llamar así la atención de ese modo. necesitaba que respondiera a mi duda eterna desde aquel martes a primera hora de que era lo que tenía el rojo, para enamorarme y enjaularme de por vida a un color por el resto de mi vil existencia.