Lucía, como a la mayoría de los españoles, le había tocado quedarse en casa una larga temporada. Sus días pasaban aburridos hasta que, un día cualquiera, encontró a una persona que haría ese confinamiento mucho más ameno... a pesar de no poder tocarle ni abrazarle. Y lo que al principio parecía un acosador de manual, terminó por ser el germen de una bonita historia de amor.