-¿Me haces un favor, preciosa?-le miró con descaro, maquinando en su mente toda clase de deseos que desbordaban en su interior, tan incapaz de controlarse, de detenerse a pensar en la inocencia de aquel angel de ojos plateados y piel luminosa. -¿Cuál favor?-evocó por sus suaves labios la chiquilla, a lo que él sonrió ladino, marcando su oyuelo. Derechos Reservados +18