Aomine Daiki podía coquetear todo lo que quisiera. Podía conseguirse el número de cualquier chica para agendar una cita y ver si era la indicada para estar a su lado. Sí, podía hacer el intento de aquello. Pero al final Kagami Taiga sabía la verdad. Sabía que cuando terminara el día, aquel morenazo de ojos azules volvería a él una y otra vez. Siempre a su departamento, siempre a sus partidos uno a uno, siempre a su encuentro. Porque él sabía que era el indicado. Y Aomine Daiki muy en el fondo, aunque siguiese negándolo, también lo sabía. • Créditos de la ilustración utilizada en portada a quien corresponda • OoC •