Helada después de haber escuchado aquello no supo que responder, creyó que era una broma pesada de sus padres. -Morgan querida no dudes que te amamos, pero teníamos que decirte la verdad o de lo contrario te perderíamos -le dijo su madre mientras tomaba sus manos. -¿Hija de Lucifer? -pensó ella y en su mente repitió- y hay más como yo, descendientes de quienes prácticamente serían ¿mis tíos? Morgan se levantó, sin decir nada volteó y salio de la sala en dirección a su habitación. Perpleja no entendía lo que sucedía, sin embrago, en medio de todo ello tomo una decisión. -Tengo que encontrar a los otros -susurró. -Yo puedo ayudarla con eso, ahora que sabe la verdad finalmente puedo acercarme, su alteza. -dijo una voz tras ella.