"Sonríe, no sabes cuando puede llegar alguien que se enamore de tu sonrisa." Así le pasó a Gabriela, que entre risas se enamoró y logró enamorar a David Luiz. Él se enamoró de sus ojos y de su sonrisa, ella se enamoró de su forma de ser y de sus rizos. No era el amor más usual ni el más común, pero sí el más grande de todos.