Cuando Mackenzie se muda a Azurita daba por sentado que la iba a pasar mal. No porque extrañara a amigos o amores platónicos, sino porque se había acostumbrado a Ciudad de Jade, un lugar que le había dado todo lo que podía pedir. Lo que no esperaba, era que Azurita le pudiera entregar lo mismo y más. Su madre Alina volvió a casarse después de diecisiete años de soltería. Mack considera a Alina su confidente, su amiga incondicional. Pues ella es reservada, acomedida, cerrada y tranquila, mientras que su madre es desenfrenada, alocada y desinteresada. En resumen, cabalmente distintas. Nunca pensó que entrar a su segundo año de bachillerato le trajera tantas complicaciones en todos los ámbitos posibles. ¿En la amistad? Nunca había tenido una de verdad, y conoció a dos chicas tremendamente ingeniosas para llevarse un título. ¿En la rivalidad? Si antes pensaba que era difícil esta vez perderá hasta el último aliento. ¿En el amor? Jamás había esperado que lo encontrará, pero esta vez le llegará de frente como una bala. ¿Sus creencias? Si antes eran indecisas ahora deberá definirlas de una vez por todas. ¿Confusión en su vida? Será la base de ella desde ahora. Su concepto de amor se verá encandiladamente definido por aquél que la quiso desde el principio, o por aquel que la detestaba con todo su ser. Su vida hallará las respuestas a preguntas que ni siquiera creía necesitar, más con un romance que llevará consigo la palabra desastre a la sistémica vida de Mackenzie White, más aún cuando el peligro y la seducción se volvieron las armas que nunca jamás creyó usar, ni mucho menos poseer.