Ella era una chica tímida de 16 años llamada Valeria, ni muy guapa ni muy fea, bastante normal. no tenía muchos amigos y tampoco le gustaba relacionarse con la gente, era más bien de quedarse en casa, en su habitación aislada del mundo y pensando en sus cosas. Él era un chico de 17 años, César, y con las ideas bien claras. Todo lo que se proponía no paraba hasta conseguirlo, le gustaba salir de fiesta con sus amigos, emborracharse y hacer cosas propias de su edad. Un día los dos se encontraron de repente, ella iba a comprar la comida al súper mercado y el iba a casa de un amigo a devolverle unos cds que le había dejado. Ella estaba despistada pensando en sus cosas, con los cascos a todo volumen y él estaba respondiendo a un whatsApp que le acababa de enviar su madre que le decía que comprara el pan antes de ir a casa. De repente ambos se chocaron y antes de que a él le diera tiempo a reaccionar la chica había echa do a correr, sin mirar atrás. Y el chico, perplejo, siguió caminando.