"Las matemáticas jamás fueron tan inexactas" -¿Uno más uno tres?- Pregunto mientras miraba con nerviosismo a la maestra de primer grado. Esos ojazos marrones, que se volvían gotas de miel cuando miraba el sol, estaban llorosos. "Dos, dos, dos" repetía la respuesta una y otra vez en mi mente, él estaba equivocado. "¿Tres? ¿Quien dice tres?" Volví a pensar. "Tres", una respuesta que será el principio y el fin de mi historia.