Para ser un verdadero hombre debes matar al conejo Vegetta. Para proteger Karmaland debes ser un hombre. ¡¿Eres un hombre Vegetta?! -Lo soy, ¿lo hice bien? Rubius se fue, ya que no eres un hombre. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• Rubius siempre observo al loco de la isla, él azabache era una persona que imponía, jamás salía perdedor de una pelea, no se podía dar ese lujo ya que era representante de la seguridad en Karmaland. En cambio Rubius era un don nadie, solo llegaba a ser uno de los tantos curas de Karmaland. Mas a él le traía sin cuidado, quería una vida tranquila, y si sería nadie por él estaba bien. Sin embargo, siempre le llamo la atención Vegetta, un ser admirable y casi inalcanzable. Hasta se podía decir que estaba embelesado por él. Ambos pertenecen a mundos diferentes. Uno está destinado a la gloria, el triunfo, lo extravagante. Mientras que el otro es un simplón que quiere pasar su vida sin ser visto por nadie. Aún tú sabiendo esto...¿Crees que ambos podrían terminar felices juntos? El destino es un perra.