Ocho semanas después del inicio del octavo año, Baz finalmente llega a la escuela, listo para aturdir a Snow con su llegada y después espera pasar el resto de su año escolar aferrándose al borde de la cordura al solo permitir a sus deseos la menor indulgencia de mirar a su archienemigo (de quien está secretamente enamorado) mientras duerme. Sin embargo, los planes de Baz se detienen de inmediato, una vez que regresa y descubre que Simon Snow ha sido maldecido, está crónicamente enfermo y debe morir en menos de una semana. Pero romper la maldición es fácil: todo lo que Baz tiene que hacer es admitir que ama al otro chico más que cualquier otra persona.