Volver del trabajo a un piso vacío y prepararse la cena era parte de la rutina de casi todos los días de la joven médico Natalia Lacunza, sobre todo porque después de largas jornadas atendiendo en urgencias lo único que quiere es llegar a casa y relajarse. Pero no contaba con que aquella noche un par de golpecitos en su puerta desordenasen todos sus planes. Y mucho menos, con que éstos se vuelvan a repetir cada vez que la chica del cabello oscuro se perdiese en la cocina, arte que aprendió de su madre a muy corta edad. - Fic corto escrito con todos mis respetos.All Rights Reserved