Una historia para nada tipica

Todos nos hemos preguntado por qué el destino juega bromas crueles. Eso fue exactamente lo que me pasó a mí, Astrid, una chica de 16 años cuya vida transcurría sin mayores conflictos. Hasta que llegó Esteban a ponerla patas arriba.

Esteban era atractivo, inteligente y de un carácter amable. Su ceguera nunca supuso un impedimento. Pero esta historia no trata solo de apariencias, sino de los secretos que escondemos para protegernos del dolor.

Fue entonces cuando surgió la pregunta que abriría una incógnita en nuestras vidas: ¿estamos verdaderamente hechos el uno para el otro? Pues aunque nada ni nadie parecía oponerse a nuestro amor, quizás aquello que los unía de manera tan íntima era también lo que nos separaba.

¿Dejaremos que el destino decida por nosotros o lucharemos contra todo pronóstico para reescribir nuestro propio final?