Bella Feraud estaba perdida, desaparecida, no había rastros de ella. Esa mujer se había esfumado de la faz de la tierra sin dejar una sola señal. No supe que hacer en ese momento. Pero luego lo supe. Nunca que tuve que haberla dejado ir. (*) SEGUNDA PARTE DE TRATÓ SEÑOR. DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR. NO SE ACEPTA PLAGIO O ADAPTACIÓN DE NINGÚN TIPO