Soy Javier, un chico de diecinueve años que soñaba con tener relaciones BDSM pero nunca me animaba por miedo, ¿Cómo lograr una práctica de una manera sana, segura, consensuada y progresiva? es una actividad donde entran en juego la honestidad, la confianza, la intensidad y los límites.
Conocí a Matías, un tipo duro de veintiséis años que sabe cómo encontrar a alguien que quiere empezar, en un ambiente de seguridad, si te quieres sumergir de forma completa en el BDSM y a Jesús un experto en tratar a una persona novata que te permita experimentar sin caer en el maltrato,
Tanto Matías, Jesús o Damián ponían mucho énfasis en lo que sucede después de una sesión de BDSM. Es mágico. O debería serlo. Es algo conocido como el "after care". Esto comprende, las caricias, premios o recompensas, mucho cariño, o a veces simplemente hablar, sin el "después de la sesión" sólo es dolor, soledad y desesperación. Esto me fue vital para animarme a mi comienzo y seguir con mi vida.