No se muy bien por donde empezar a contar esta historia, quizás debería empezar con algo así como "corría el año 2001, una niña roja y rechonchita nació entre elogios falsos y regalos por compromiso", pero eso es irse demasiado atrás, mejor empecemos por el inicio del caos.
Y como todo caos, surgió durante la calma más absoluta.
Un chico bastante alto, de ojos grises, pelo negro y complexión atlética (al que llamaremos caos hasta que sepamos su nombre) cruzó la puerta de la clase de último curso del instituto St. Andrews, mi clase, y fue tan gilipollas que se sentó en la mesa 28.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.