Despierta, y sin abrir los ojos permanece así, atrapado por la idea que lo ha envuelto mientras soñaba. Algo le dice que es verdad, son meras cenizas el mundo, se lo escucha crujir y desintegrarse, como si un viento tremendo arrasara con todo. Es cuando se atreve a abrir los ojos: La ley de gravedad no existe: Todas las cosas sobre la superficie de la tierra, todos los animales sobre la superficie de la tierra, todos los humanos sobre la superficie de la tierra, ya no están. Se elevan a una velocidad supersónica hacia el cielo, donde ahora se forman nubes extrañas, filtrando por completo la luz del sol. El mundo a oscuras, como estaba antes de que abriera los ojos. Vacas, edificios, presentadores de televisión, autos, océanos, macetas, elefantes, violines, ipads, sombrillas, prendas de lencería, esculturas, manuales de origami, locomotoras, hormigas, guitarras eléctricas, gusanos de seda, flotan y se mezclan en las alturas, se golpean entre ellas, se las lleva el huracán. Ha volado también la cama donde ha despertado, las almohadas y las sábanas, las paredes que formaban su casa, el techo y los cimientos amurados a la tierra, y hasta de algún modo la ropa que lo vestía. ¿Dónde está persona que lo ama? Se ha quedado solo, ahora, en una tierra desnuda. Se arrodilla y llora, tantea el suelo que lo sostiene, desconfía de haber perdido también eso, y se acurruca sobre la tierra revuelta. De nada sirve llorar: sus lágrimas volarán también hacia las alturas. Estoy soñando, quiere pensar. Se ha ido el huracán. Se lo ha llevado todo. De pronto un sonido familiar lo estremece. Una mano se mueve entre los escombros. Alguien grita su nombre, pide auxilio, emerge de la tierra misma. Se pone de pie, y lo abraza.
Luciarys Targaryen, hija de Daemon Targaryen y Lady Rhea Royce, quien regresa inesperadamente a Rocadragón tras 16 años de ausencia. Su llegada coincide con el funeral de Laena Velaryon, segunda esposa de su padre, lo que llena de sorpresa y tensión a los presentes. Durante años, Luciarys había vivido apartada de la corte y en el castillo que le pertenecía a su madre difunta La Señora de Piedra de las Runas. Al llegar, su relación compleja con Daemon, un padre distante, la empuja a confrontar las sombras de su pasado.
A medida que los secretos familiares salen a la luz, se desentrañan los hilos de traiciones y lealtades dentro de la Casa Targaryen. Luciarys no solo busca reconectar con su linaje, sino también reclamar su lugar en la intriga política que envuelve a Poniente, especialmente en un momento en que los dragones y los Hightower junto con las grandes casas comienzan a prepararse para una inminente guerra por el trono de hierro.