Y me di cuenta... de que ya no era la persona que me había prometido ser y que cada esfuerzo por intentar ser alguien diferente había terminado en el fracaso. Caí en la realidad de qué tal vez yo era la persona de la que los demás no querían hablar, con la que los demás no querían estar. Había dañado tanto a los de mi alrededor que terminé por romperme a mi misma tratando de alcanzar un ideal propuesto por mi egoísta y caprichosa personalidad.