Todo sigue igual, la huella sigue ahí, o quizás no, pero yo la veo. La marca de tus zapatos está marcada en mi entrada, la siento. También veo la mía, cerquita a la tuya, con ganas de pararte. Pero no, no lo hice y ahora siento tus brazos abrazándome por última vez, y esa sensación que no se borra. Pasan personas a mi casa, pisan, se limpian en la entrada, pero no se borra. Llueve y todo sigue ahí. Creo que la última vez que nos vimos usabas unas botas, lo puedo decir porque fue lo único que veía cuando me decias adiós. Mi orgullo no me permitió verte a los ojos y como me arrepiento. Y ahora estoy acá, sin nada. Viendo una huella inexistente pero que siento, porque además de dejar marcado la alfombra de mi casa, dejaste una huella en mi corazón. Y no se como limpiarla, como una estrella fugaz, llegaste a cumplir mi deseo, pero te fuiste rapido.