¡Vaya! qué contradicción.
Jerome se hubiera presentado, sin muchas palabras, como un chico normal, quizás pensó no llevar las mejores de las vidas, por qué su infancia y sus malos recuerdos de sus padres lo habían arrastrado a una vida, dónde lo único que lo había mantenido de pie y caminando, era el hecho de que algún día iba a morir. Y está bien. Para él, el sufrimiento estaba asegurado, y lo único que seguramente lo liberaría de su miseria era la muerte.
"Camina por la cornisa. Dejá que el viento haga tambalear tu cuerpo. Camina de un lado a otro y en algún punto cierra tus ojos y siente la gravedad que amenaza con arrastrarte a la muerte. Te prometo que si sobrevives, entonces comprenderás la vida"
Fue lo que dijo. Ella, que tenía razones para sentarse a esperar la muerte. Quién había tenido recuerdos aún más agrios del pasado. Quién realmente huía de sus demonios, y aún asi, daba saltos de felicidad en vez de arrastrar su dolor, bailaba para suducir a la muerte en vez de sentarse a esperar, recordaba a carcajadas sus días grises en vez de lamentarse por ellos...
Ella había vivido en la oscuridad, y se convirtió en la luz de su vida.
Ella había visto a la muerta a los ojos y ahora vivía más que nunca.
Y desde que impacto la vida de Jerome, él ya no supo como presentarse.