El "tic-tac" de algunos relojes dejaron de sonar en algunos hogares, pero la Tierra nunca dejó de girar, el sol nunca dejó de salir y la Luna nunca dejó de aparecer. Sin embargo, el mundo de los humanos había acabado un día y todo lo que conocían ahora formaban parte del pasado. ¿Cuántos quedaban con vida? ¿Cuántos conservaban algo de su humanidad? Imposible cuantificarlos y Sam, lo último que necesitaba, era saberlo. Sobrevivir era primordial para él porque su tiempo de vida no era más que algo efímero. Pero, ¿dejaría ese pensamiento de lado para ayudar a su salvadora? La respuesta, sin duda, le sorprendería...
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