Ayda era el tipo de chica excepcional que daba orgullo a sus padres, que no tenía problemas con nadie, que todos sus maestros apreciaban, con tan solo diecinueve años de edad ya iba en octavo semestre de su carrera como artista, era tan buena en lo que hacía y tan reconocida que manejaba la vocería no solo de su facultad sino también de la universidad completa; pero ella tenía su pasado, un pasado que ni sus padres adoptivos conocían completamente, y demostraba tanta madurez y superación al tema que nadie llegaría sospechar de ella con lo que estaba a punto de comenzar a pasar en la universidad y el sector.