Cuando salto por los silenciosos y lastimeros edificios de París y el canto de las cigarras me espera en cada esquina, cuando el aire frío pega a mi cara y deja mis mejillas heladas, analizo una y otra vez el misterio de estos miraculous que llegaron a nuestras manos inexplicablemente. No fue para jugar a los héroes como alguna vez comentó Chat Noir. Existe algo más, puedo sentirlo, y temo que su fuerza nos subyugue.Toate drepturile rezervate
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