-Y desde ahora -tomó el mentón del chico tomándolo por sorpresa, acto seguido acercó su boca a la oreja del otro-tu eres mío y tu culo también, putita. Aquellos ojos azules solo observaron al hombre que había pronunciado aquellas palabras, no comprendía el porque le había dicho aquello, pero era algo que le gustaba.
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