28 Partes Concluida Contenido adultoHace mucho tiempo, antes de la llegada del chakra y la devastación de Shinjū, las tierras eran vagadas por dioses y hombres por igual. Para los humanos, era una época de guerra y conflicto, pero a los dioses, en gran medida, les eran indiferentes las muertes que los rodeaban.
Entonces, un día, una mujer trastocó el statu quo de la realidad y robó la fruta del chakra. Al comerla, esa mujer, Ōtsutsuki Kaguya, otorgó a la humanidad la capacidad de manipular su fuerza vital.
Una vez más, a los dioses no les importó demasiado. O al menos, no les habría importado de no ser por las consecuencias de comer la fruta.
Tras el robo de uno de sus frutos, el gran Árbol cobró vida con saña, transformándose en un inmenso y terrible monstruo de pura fuerza destructiva. A medida que desgarraba el continente, creando nuevos, recibió numerosos nombres: Daidarabotchi, Datara, Ame no Hitotsu no Kami y, más famoso aún, el Jūbi.
Finalmente, llegó el día en que los hijos de Kaguya, los sabios Ōtsutsuki Hagoromo y Hamura, se alzaron con su poder omnipotente para derrotar al Jūbi. Esto condujo a la creación de los nueve Bijuu. Sin embargo, eso no viene al caso.
Mientras la tierra era transformada por los Jūbi, los dioses huyeron para salvar su vida eterna. Finalmente, tras quedarse sin escondites, idearon una elegante solución: abandonarían sus formas físicas y se ocultarían en la Rueda del Samsara. Con suerte, sus almas todopoderosas renacerían en nuevos cuerpos, mucho después de que el peligro hubiera pasado.
Sin embargo... incluso sus acciones tuvieron consecuencias, y la humanidad pagó una vez más por la imprudencia ajena. La mitad masculina de la población comenzó a disminuir. Para cuando Senju Hashirama falleció, precedido por su hermano, el mundo se encontró sin hombres. Afortunadamente, las mujeres restantes (en su mayoría las Uzumaki) diseñaron un sello que, al aplicarse, podía otorgar a otra mujer un pene temporal, con el que se podían
