-¿Podré ver a mis padres ahora?- preguntó, con lágrimas en los ojos a la figura frente a él.
En el bosque prohibido, a punto de ofrecerse como un cerdo para el matadero, Harry; con la piedra de la resurrección en mano, preguntó si podría ver al fin a sus padres cuando su destino se cumpla y perezca. La figura encapuchada frente a él permanecía en silencio, girando levemente el rostro en confusión, como si no pudiera entender la pregunta que le hacía, y señaló detrás suyo las figuras fantasmales de Remus y Sirius que se veían visiblemente tristes.
-Ellos nunca estuvieron de éste lado, cachorro- habló Sirius.
-Sirius... no entiendo- murmuró, su corazón golpeando dolorosamente en su pecho.
-Ellos nunca murieron- la voz espectral de la muerte le llegó desde atrás y Harry volvió a girarse hacia el antiguo ser.
El pequeño hilo que sujetaba su cordura rompiéndose.
-¿Qué?- susurró, sintiendo las primeras lágrimas caer.
...
-¿Aún quieres ir a morir?- preguntó el ser encapuchado, Harry lo miró, con su rostro desfigurado en el cansancio y sus ojos brillando con la traición.
-Sí- susurró.
...
-¿Duele, Sirius?...- giró levemente la cabeza para ver a su padrino -¿Duele morir?- preguntó, y el hombre de fantasmales ojos grises le sonrió con tristeza.
-Es como quedarse dormido- le respondió con voz serena.