Hagamos café

Louis salía hacia su trabajo, como rara vez, tarde, cerrando la puerta de su departamento, tan apresurado que no se dio cuenta cuando choco con alguien, queriendo pedir disculpas, no pudo, un aroma ya conocido lo dejó mudo. Mira a la persona que había chocado, su garganta se seco en un instante, así que él es su nuevo vecino, que caprichoso que es el destino, luego de tres años de nuevo lo vuelve a ver, no quería volver a caer ante él, ante sus ojos, ante su aroma.
Pobre, no se dio cuenta que ya había caído, como muchas veces .