Corriendo los tiempos de posguerra, David Staučė, nieto de inmigrantes lituanos, respeta la tradición familiar de engañarse a sí mismo, ignorando el autor y el nombre de la réplica de una pintura. La necesidad de rescatar simbólicamente la tierra que habían perdido sus mayores, lo hace visitar Rosario, con la intención de remedar aquel paisaje en el óleo. Al regresar del viaje, una persona, Dolores García, comienza a remitirle cartas confesando que lo ama. En medio del vórtice de angustias, miedo, amor, y de haber conocido a Ana María, se plantea si Dolores García existe en verdad. ¿Quién podía ser esa mujer que decía conocerlo y amarlo? Un desenlace atroz y jamás imaginado por David se le presenta en su camino: el mismo que deberá develar es el mismo del que deberá huir.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.