Había una vez, en un reino muy lejano....
Bueno, quizás no tan lejanos pero si un poco apartado en dónde había una princesa...
Y esa soy yo, me llamo Samara "protegida por Dios". La verdad es que es un nombre poco común para la época pero si muy usado hace muchos muchos años atrás. Cuando las cosas eran muy distintas a las actuales. En fin, supongo que mucho no van a entender lo que les digo. Así que pasaré a contarles primero de lo que les hablo:
"Cuando hace unos siglos atrás el mundo entro en guerra, nada extraño de esperarse puesto que las condiciones en ese momento no eran las mejores ni las más adecuadas, la raza humana estuvo a punto de extinguirse. No por la guerra, sino por las consecuencias de ésta. Había dejado así una gran devastación, millones de muertos, patrimonios enteros perdidos, enfermedades que durante años siguieron afectando a los supervivientes.
Aquellos que todavía quedaban de los altos rangos políticos decidieron aunar fuerzas y en una deliberación extremista pensaron que la mejor solución era transferir a las personas que aún estaban vivas a uno de los países menos afectados por la guerra. "Suecia", así lo llamaban en ese entonces, ahora es *El Reino*."
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...