El miedo se trasmite de muchas formas y no hay edad en la que impida desarrollarse. De pequeños sin insitan a correr riesgos para perderlo, pero ¿alguna vez se pierde? Cuatro años pasaron de la primera vez que se vieron. Aylen siguió adelante dejando a su paso cada piedra que obstruyó su vida y desequilibró sus sentidos. Pese a su historia, ella no deja de contemplar cada momento del pasado como un aprendizaje del que en la actualidad lo ve desde lejos pero preguntándose ¿qué hubiera pasado si...?