Ahí estaba yo, bajo el pequeño tejado de enfrente de mi casa, me había olvidado las llaves y no había nadie adentro, sin embargo no podía estar más en paz, sentir la ligera brisa de agua pasar por mi cuerpo y oír el diluvio cuando caía, me traía plena paz, todo era ideal, el clima, el ambiente, el ruido y hasta yo, mi cuerpo deseaba estar en este estado desde hace mucho tiempo, en esta sintonía con la que podía pensar, y justo en ese momento, era feliz, pero no podía ser para siempre, soy una en mil pedazos, y no creo estar en posición para volver a unir cada uno de ellos.
Hasta que lo conocí.