Las noches en aquel manicomio gracias a él, dejaron de ser abrumadoras y aterradoras...Ese silencio enloquecedor se esfumaba cuando aquella voz gruesa y a la vez dulce se hacía oír en la penumbra. Al pequeño Min le encantaba escucharlo, ese canto débil del chico en la otra habitación de alguna manera lograba sosegar sus miedos e inseguridades. Entonces, en una noche de insomnio y locura decide ir a buscarlo, sin saber que al encontrarlo, tanto sus ojos como su sonrisa y su pasado lograrán poner su mundo de cabeza, y su vida, en un nivel más alto que el peligro. "-Eres ciego... -...Sin embargo, puedo verte."