Años atrás, mi mejor amigo. Ahora, parece ser sólo alguien que tiene alquilado mi sótano, y otras... pues... ni yo misma lo sé.
Lo que hacemos, ya no es un juego de niños.
Él, un corazón oxidado. Yo, una loca por no huir. Y una historia de dos personas a las que el destino parece unirles después de mucho tiempo. Pero hay un problema, todo ha cambiado y hay demasiados secretos.
- No te entiendo, ni siquiera me miras - le encaro, sus impresionantes ojos bicolor llenos de algo indescriptible.- ¿soy siquiera algo para tí?
No contesta. Su cara sin expresión, su mandíbula apretada.
- Vaya. - bajo mi mirada hasta su cama, de la que acaba de salir una rubia despampanante.- Ya ni siquiera somos amigos, ya veo.
Me doy la vuelta para irme, pero en un segundo me tiene contra él y tiemblo. No habíamos estado tan cerca de desde niños. Mira hacia abajo, hacia mi. Nuestros iris conectan, su extraños ojos contra los míos verdes oscuros, intensos.
- ¿Cómo podemos ser amigos? Ni siquiera me conoces.- susurra, su voz fría. Sus labios muy cerca de los míos, calientes.- He cambiado.
- Pues empecemos de cero.
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