Hay días que siempre marcan un antes y un después en una historia. En este caso, se trata de un día sombrío. Un día que te hiela a sangre y te deja estancado un ¿por qué? que ahorca. Todo iba bien hasta que un caos perfecto se empezó a formar. Todo empezó a ir de mal en peor. Negación total. Hundirse en lo más profundo de la desesperación. Acostumbrarse a ausencias para los que uno no está preparado. Con el tiempo, cosas comienzan a florecer en nuestro ser. Cada parte empezaba a sanar, por así decirlo. Todo se trata de un proceso. Inclusive el proceso de sanación. Y hoy entiendo, el amor sana. Y asimismo el amor, también mata. ¿Qué pasó aquel día? Cada día que pasa seguía escribiendo, en cada rincón del alma todavía quedan recuerdos. Agustina Godoy