Ahí está de nuevo, caminando por el pasillo con esa aura de alta autoridad, siendo llevado por esas piernas largas que combinaban con su alta estatura, vestido formalmente con esa ropa que huele a perfume costoso el cual altera las hormonas de todas las chicas en la escuela, sus lentes que adornaban su perfecto rostro, llevaba en una mano su maletín y en la otra una taza de café caliente. Era atractivo, pero lo que te hacía delirar por completo era su inteligencia, cómo sabía tantas cosas, cómo se expresa, cómo explica un tema con tanta agilidad. En conclusión, era todo lo que una mujer con buena cabeza deseaba tener. Y yo lo deseo, lo deseo mucho profesor Kim. Historia originalmente mía. No acepto copias ni adaptaciones.