16 Partes Concluida Paseando por el parque, admirada me quedé, pues vi la mano de Dios acariciando a las rosas, y dándole a cada una, su más bonito color.
Como del mejor artista con su tabla de colores iba poniendo en las flores, lo que nadie podía hacer, pues, al par que las pintaba, les daba una nueva vida, de nuevo las recreaba Rosas de vivos colores, difíciles de imitar, ni por el mejor artista, que los pudiera pintar.
Porque el color que ellas tienen, ¡tan suave! ¡Tan bonito!, nadie los puede igualar.
Yo vi la mano de Dios abriéndolas con cariño, y depositar en ellas, dos gotitas de rocío, para que el sol no secara tan pronto su colorido, pues era tal su belleza que quitaban el sentido.