Todos pensaban que por fin los tres dioses de la prosperidad junto con CaiShen, Hotei y Guan Yin les daban su bendición.
Pero para Lan XiChen, tal parecía que los dioses no habían quedado satisfechos con él o con ellos dos (no lo sabe con seguridad), decidiendo ponerlos por última vez a prueba para dejarlos tener su felicidad, pero él fracasó al no poder protegerlo, y al no poder retenerlo con él en esta estúpida y vacía vida.
Si sólo no hubiera hecho caso a los ancianos, si no se hubiera dejado convencer por el joven Wei, pero tanto su tío y los miembros de la secta confiaban en él, para que al fin tomara de una vez más el liderazgo.
Aunque al principio realmente se molestó con su hermano WangJi y A-Chen, después de calmarse en la primavera fría, comprendió las preocupaciones de ambos y una noche antes de partir les pidió perdón por su actitud.
Pero ya nada de eso importaba, estaba sólo una vez más y enfrente de la pira funeraria.
Pero esto no quedaría así, buscaría a los ineptos, mejor dicho, a los estúpidos que le impidieron su felicidad.