Kaidra y la Venganza de las Flores

Cuando tus recuerdos danzan entre el delirio y la desgracia, cuando todo tu mundo está roto, solo te queda avanzar.

- Levantate, nueva, no podrás quedarte aquí si no resistes una mínima paliza.

- Suficiente, Lili. Es solo una niña, ni siquiera tiene marcado su Irinoid.

¿Irinoid...? ¿Esas marcas de vida de las brujas?

Una mujer mayor de pelo tan claro como la nieve se agacha ante mí, embarra con sus dedos un poco de sangre que chorrea de mi boca, luego los limpia con su lengua.

- Pobrecita - Comparte una mirada con las demás, todas asienten - Éntrenla.

Lo último que recuerdo es que unas frías manos me tomaron de los brazos, alzándome del suelo para luego llevarme a lo profundo de la oscuridad.