Entre jadeos y pisadas fuertes, el ruido del viento revoloteando las hojas no se apreciaba con el ir y venir de su falta de aliento, el cual parece nunca detenerse. Corriendo, con el sudor derramándose sobre su frente y sin importarle tropezar por una maraña de rosales que le generaban leves cortes en los brazos y la cara, giró su cabeza para atrás, secando con su mano izquierda el agua salada, para saber con claridad si aún tenía motivos de correr. Según su perspectiva, estaba lo suficientemente lejos de él o ella; quién fuera quien lo persiguiera. Ya no se escuchaban las pisadas constantes, pero no podía confiarse de sus instintos, no ahora. Apenas podía respirar, su corazón parecía una locomotora desbocada. Detrás de unos arbustos, pudo observar como un árbol de tronco grueso estaba descansando en la tierra. Se apresuró para refugiarse tras la vieja madera del árbol, mientras calmaba su respiración tomando grandes bocanadas de aire lentamente. Después de unos minutos, escuchando desde lo lejos, pudo distinguir el ruido de hojas siendo aplastadas por alguien. Se acomodó de manera cuidadosa, encontrando una rama gruesa que estaba cerca de sus pies. Lo agarró rápidamente y se posicionó para atacar a quien fuera que se asomase entre los costados donde se encontraba. Luego de unos segundos de silencio, la respiración y los débiles crujidos a su derecha le alertaron que esa persona se había acercado lo suficiente. Solo esperó, apretando en sus manos la rama que aún se encontraba cerca de su nuca, lista para dejar inconsciente a quien sea. Lo importante era salir con vida de ese bosque. -Zyxelar Alexander -Lion JadeAll Rights Reserved
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